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  • Foto del escritorYOLANDA RAMOS, MAS. CCLC

90 Dias para una vida sana.

Actualizado: 10 feb 2021


Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, es una reacción subjetiva al entorno, y viene acompañada de cambios en nuestro organismo. Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeñas transgresiones diarias contra nuestra naturaleza. Son reacciones que incitan nuestras tendencias biológicas o que ocasionamos acumulando resultados de conductas elegidas que van contra nuestra naturaleza.

Cuando se hayan acumulado suficientes transgresiones, las enfermedades aparecerán de repente. Enfermedades fisicas, mentales o emocionales.

Sabemos que es más rápido adquirir un mal hábito frente a uno bueno, debemos entender que las costumbres negativas muchas veces nos producen satisfacción inmediata a corto plazo haciendo que lo queramos experimentar de nuevo.

Es que los seres humanos preferimos las cosas inmediatas. No nos gusta esperar. Pero debemos rendirnos ante la necesaria verdad de que tenemos que aprender a cultivar la paciencia e identificar nuestras metas y valores.

Una vez entendemos que es lo que verdaderamente nos conviene será más fácil comprometernos a las nuevas metas y hacer nuevos hábitos. (Corintios 10:23) “Todo me es licito, pero no todo me conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”.


Te invito a explorar de dónde vienen tus hábitos, y cuál ha sido el resultado de esos hábitos.

Tenemos que ensenarnos a aprender de nuestras decisiones y de las consecuencias de dichas decisiones. Mas que nunca anhelamos salud. Los doce meses del 2020 han sido críticos para el mundo. Todas las facetas de nuestra vida se han visto afectadas. Hemos experimentado la vulnerabilidad de muchas maneras y hemos vivido en carne propia la impotencia ante lo desconocido. Me atrevo a decir que por primera vez en mi vida he antepuesto la motivación a ser saludable por salud, en vez que por vanidad.

Debido a raíces profundas, las cuales iré descifrando eventualmente, la mayoría de las veces mi empeño por ser saludable realmente disfrazaba mi deseo de verme bien. Era una excusa para justificar mi vanidad escondida. En verdad como mujer es difícil separar salud y vanidad.

Mi experiencia en mis interacciones con otras mujeres ha confirmado siempre esta verdad. Aunque queramos adornarla, maquillarla, negarla, o ignorarla. detrás de nuestras intenciones siempre está un sentimiento vanidoso depositado en nuestro interior desde muy niñas.

Hasta he descubierto que muchas mujeres cristianas aprovechamos la oportunidad de ayunar disfrazando un deseo escondido de bajar par de libritas. No presento esto como critica, pero si como una revelación del espíritu para que aprendamos a ser verdaderamente honestas ante el Padre. Entiendo que cuando podemos permitir a Dios examinar nuestro corazón, estamos abriendo la puerta hacia la libertad espiritual.

detrás de nuestra vanidad están todas esas inseguridades que mencione antes. Esas raíces profundas que nos mueven a tomar decisiones no siempre convenientes para nuestra madurez espiritual.

Recuerdo que hace unos cinco años, al comienzo de un ano nuevo comencé por primera vez un ayuno de 21 días e invité a la iglesia a ser parte de este. Decidimos todas seguir un desayuno de frutas, vegetales, y legumbres, por aquello de tratar de emular el ayuno del profeta Daniel. Compartí los pasajes bíblicos correspondientes al tema y grabé una reflexión diaria. Les enviaba el mensaje a todas las mujeres que decidieron unirse a este "sacrificio".


según iba pasando los días, comencé a percibir una ansiedad entre las mujeres envueltas en el ayuno. Era como una competencia de recetas, y comentarios. también me di cuenta a través de las redes sociales que otras iglesias llevaban este "aparente ayuno de 21 días"

Observaba como compartían fotografías de sus platos "vegetarianos". Disfrutaban compartiendo recetas. Arroz integral con lentejas guisadas y ensaladas exuberantes con aguacate y toda clase de vegetales. compartían aderezos inventados, algunas hermanas hasta se pesaban todos los días para ver cuantas libras estaban perdiendo durante su ayuno.

Note como subían fotografías de la familia disfrutando de los manjares creados por ellas mostrando espectaculares fotografías y videos de sus platos, e incluso modificando las tradicionales recetas de sus culturas, como sancochos, pasteles, empanadas. Todo dentro de la categoría de "Ayuno de Daniel” “frutas, vegetales, y legumbres”.


Esto fue una enseñanza dramática en mi vida, esta experiencia dejo un sentimiento de tristeza y frustración en mi corazón. Pero también fue un espejo para mi alma. Porque inicio una búsqueda más seria de las motivaciones de mi corazón. Y tambien entender mas profundamente nuestra naturaleza humana.


Te invito a que invites al Espiritu Santo a examinar tu corazon. Salmos 139:23 "Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes." y Salmos 26:2 "Examíname, oh SEÑOR, y pruébame; Escudriña mi mente y mi corazón." Esta es verdaderamente una peticion bien dificil cuando es sincera. Podras repetir estos versos miles de veces, y sera facil para ti leerlos, memorizarlos. Pero yo te aseguro que cuando este clamor parte de un corazon sincero, humilde y humillado, no es un simple clamor, es un acto de coraje, valor y decision. Solamente, una persona con un profundo convencimiento y una solida fe en Dios, puede atreverse a pedirle al Creador que examine su corazón y lo ponga a prueba, especialmente porque somos debiles y nos gusta pecar.

En nuestro su sano juicio y consciente de nuestras limitaciones, sabemos que es imposible llevar una vida intachable a prueba de exámenes. La mayoria de nosotros llevamos una vida falsa. Llena de una falsa integridad. Ser una persona integra, es el desafio que tenemos los hijos de Dios. Asi, que mas que una invitacion, hoy te desafio a presentarte ante el Padre y pedirle que te examine. Y te muestre tus verdaderas inquietudes, tus afanes, tus deseos, y tu corazon. Ven, crezcamos juntos.

Yolanda Ramos

10 de febrero, 2021



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